domingo, 8 de abril de 2012

Parte 3

Frenó el camión a unos quinientos metros,eran las siete de la mañana.
-¡Qué está pasando! ¡A esta hora tiene que estar esto infectado de coches!-
-¿Que son esas cosas? ¡Dios! ¿Qué te ha pasado en la mano?-
Decía nervioso mientras miraba la camiseta totalmente teñida de sangre que envolvía mi mano.
-Algo del avión a salido proyectado, seccionándome el dedo.
-¡Joder lo capte  por la emisora,algo muy raro estaba pasando!-
Me decía, mientras sacaba un botiquín de la guantera.
-Joder esta herida tiene muy mala pinta ,te voy a desinfectar y a vendar, pero tiene que verte un médico.- Mientras vendaba mi mano,miraba nervioso por los espejos retrovisores del camión.
-¿Eran personas?¿Por qué querían atacarnos?¿Dónde están?.- Preguntaba.
-Uno de los que has arrollado con el camión, todas las mañanas tomaba café conmigo. El que me atacó es mi vecino, me arrancó el dedo, devorándolo después. En cuanto que les ha
pasado, ¡no lo sé! Lo que puedo decir con toda seguridad es que ya no son personas. Parece que no soportan la luz.- Conteste,mientras le señalaba el sol que salía por el este, lo único que seguía siendo normal ese extraño día.
-¡COMO! ¿QUE TE ARRANCO EL DEDO? ¡PORQUÉ ME HAS DICHO QUE FUE DEL AVIÓN!. Lo siento tienes que bajarte.- Me decía con tono enfurecido,mientras cogía un palo de madera que tenia debajo de su asiento.
-¡NO, NO PUEDES DEJARME AQUÍ!- Le grite,agarrando con fuerza el palo de madera,para que no me golpease.
-Lo siento,pero tengo que ir por mi familia a Córdoba, tengo mujer y dos hijos, no he conseguido hablar con ellos, y estoy preocupado, espero que allí este todo bien.-
Se me ocurrió entonces,ofrecerle ir en mi coche.
Piénsalo, llegarás mucho antes que con este mastodonte, solo perderemos cinco minutos,
me dejé las llaves en mi piso, el portal estará cerrado, si me subo a la cabina del camión llegaré fácilmente al primero, desde allí iré a mi piso ya que me dejé la puerta abierta.
De acuerdo, me dijo después de pensarlo durante un momento. Una vez un mi calle, paró el camión donde le indique. La calle estaba totalmente desierta, solo se oía el cantar de los pájaros, como en una mañana normal. Conseguí subir con facilidad al balcón del primero, el domicilio de mi vecino José, un bombero jubilado. Con una de las macetas que generosamente solía regar Esperanza su mujer, rompí el cristal de la puerta que comunica con el salón. De momento todo normal, ni rastro de los habitantes. Me detengo,y observo un antiguo equipo de bomberos que tiene colgado de la pared, tiene un casco de hierro con una cresta dorada metálica,el casco presenta una abolladura en uno de sus lados, por lo demás todo impecable, como si fuera nuevo, también cuelga una cuerda, un cinto de material, y un hacha con el mango de madera de color rojo.
Me dirigí hacia él y cogí el hacha. Me fui a la entrada, y observe por la mirilla, una vez comprobado que no había nadie en el descansillo salí corriendo por las escaleras.
Llegando al segundo piso, me pare en seco, al comprobar una de las puertas abiertas.
Es el piso de Teresa, una mujer de 80 años de edad que vive sola. Me acerco lentamente, observando su figura al final del pasillo.
-¡Teresa!,¡Teresa!,¿esta usted bien?-
Grite fuertemente, ya que la mujer estaba algo sorda. No daba crédito a lo que veía, Teresa una mujer de 80 años, corriendo hacia mi por el pasillo a toda velocidad. La tenia encima, cuando cerrando los ojos y agarrando el hacha con las dos manos, hice como el que va a talar un árbol. Le incruste el hacha entre las costillas, y a pesar de ello, ella seguía con sus manos alzadas, y su boca abierta intentando cogerme. Solo la mantenía alejado de mi el mango del hacha que yo sostenía con fuerza. La llevé hasta el borde de la escalera, dejando que se cayera, liberando el hacha de su costillar.
Fue espeluznante ver como caía escaleras abajo, al chocar con la pared se detuvo, durante unos diez segundos se quedo totalmente quieta, mientras yo respiraba como un caballo en celos, mirándola aterrado. De repente abrió los ojos, y fue escaleras arriba a cuatro patas como un perro rabioso. Alcé mi hacha, para fuertemente incrustarlo en su cabeza justo antes de llegar a mi. Esperé un momento por si reaccionaba, pero hay se quedo quieta, inmóvil. Estaba claro, esa era la única manera de acabar con ellos. Saqué el hacha de su cabeza,vomitando después. Subí a toda prisa al oír el claxon del camión. Al llegar a mi piso, efectivamente, la puerta estaba abierta, entré con cuidado, cerrando la puerta después. Una vez comprobado que no había nadie ni nada en el piso, me dirigí al balcón.
-Ya estoy,un momento-
Le grite al impaciente camionero que me esperaba abajo.
-Tírame las llaves,que voy metiendo esto,¿que coche es?-
Preguntaba, mientras sostenía un par de mochilas, y algunas botellas de agua.
-Ese 406 en gris- le gritaba, mientras lanzaba las llaves por el balcón, -Ahora bajo,me voy a poner algo- Cuando estaba en mi dormitorio, poniéndome unos botines, salí corriendo al balcón al oír como arrancaba el motor,y salia rechinado. No podía creerlo, se estaba yendo a toda velocidad sin mí.
-¡Cabroooonn! ¡Hijo de putaaaaaaaa! ¡noooooooo! ¡aaaaaahhhhhhhh!-
Entre en un estado de histeria total, gritaba desesperadamente, zamarreando los barrotes del balcón, mientras golpeaba mi cabeza con las persianas, derrumbándome en el suelo, mientras gritaba entre sollozos.
Después de un rato, me incorporé,eran las diez de la mañana, en el bloque de enfrente,pude ver como me acechaban esas cosas desde sus pisos, como perros rabiosos esperaban que se ocultase el sol para atacar.
Estaba totalmente confuso, me daba pánico salir del piso, todavía se podía ver el resplandor aun en llamas de los restos del avión, y no había señales de vida, ¿dónde estaban los bomberos, y la policía?,o el puto ejercito.
Entre dentro, con intención de ir al servicio, cuando me quede paralizado, allí estaba en la puerta del salón, de pie y mirándome. Me flaquearon las piernas y caí de rodillas, las lágrimas inundaban mi cara.
Era ella,Sonya. llevaba un vestido blanco, un ondulado pelo moreno, y esos preciosos ojos color de aceituna...

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