sábado, 26 de mayo de 2012

Parte 10

A la mañana siguiente muy temprano, un grupo de 4 personas se dirigía en un coche hacia la ciudad.
Su misión: investigar en sus entrañas, curiosear por sus alcantarilas y valorar la posibilidad de utilizarlas para llegar a su destino.
El coche se detuvo en un barrio residencial de la periferia, una zona que ya en vida normal era bastante tranquila, por no decir aburrida. Así que ahora no esperaban encontrar muchos cambios.
Eligieron una arqueta, se bajaron 3 de ellos del coche y echaron un vistazo por los alrededores de la zona para asegurarse que no había cerca ninguna de esas cosas. Mientras, el conductor esperaba con el motor en marcha por si tenían que salir pitando. Una vez asegurada la zona pararon el coche y se bajó el conductor uniéndose al grupo de exploración.
Abrieron la arqueta y permanecieron en silencio un par de minutos por si se escuchaba algo desde el interior de la alcantarilla. Al no oírse nada, se decidieron a bajar.
Bajó el primero de ellos y tras echar una visual rápida a ambos lados, hizo una señal para que el resto del grupo bajara comenzando posteriormente a recorrer las apestosas galerías.
Tras recorrer casi un kilómetro, prestando atención a todos los detalles que observaban: altura y anchura de las galerias, cada cuantos metros había una arqueta, etc. decidieron que iban a intentarlo. Intentarían llegar a su destino a través de las alcantarillas.
12:20 del mediodía. Un coche ocupado con cuatro personas se dirige hacia las afueras de la ciudad. Van a reunirse con el resto del grupo al que pertenecen que se mantiene a salvo a unos 8 kilómetros de la capital, acampados por detrás de un polígono industrial.
-Pero, estáis seguros de que están a salvo?
Cuando el coche se acerca, descubren horrorizados que el grupo ha sido atacado por un zombie, uno solo que les ha cogido a todos desprevenidos.
De nada han servido las 5 personas que estaban montando guardia.
¿Por qué? ¿Por qué no han descubierto a tiempo a ese ser que les ha atacado? ¿de dónde ha salido? Ya era de día cuando les atacó ¿Cómo que no lo han visto?
Todas esas preguntas tienen una respuesta muy sencilla: No lo han visto porque ya viajaba con ellos. Sí, dentro del grupo viajaba también la muerte, escondida en la caravana de Tomás.
Tomás llevaba escondido en su caravana a su vecino, que se había convertido en un zombie y que era el que le sirvió para descubrir la inmunidad de la sangre de Gabriel. Consiguió desatarse y salió del baúl dónde estaba oculto, atacando al grupo cuando estaban desayunando y consiguiendo acabar con cuatro personas antes de que lo eliminaran a él.
Nadie más resulto herido y tras pegarle un tiro en la cabeza, enterraron a los pobres desdichados que tuvieron la mala suerte de sentarse a desayunar cerca de la caravana de Tomás. Un escalofrío recorrió la espalda de Gabriel cuando descubrió que entre los muertos estaban los dos muchachos de su pesadilla, los del todoterreno y se sintió observado durante su entierro. Todos esperaban que el resto de la pesadilla no se cumpliera.
Por suerte nadie vio de dónde salió el ser que los atacó, así que el secreto de Tomás estaba a salvo, al menos de momento.

jueves, 24 de mayo de 2012

Parte 9

-¡Pero qué tonterías estás diciendo! ¡Claro que nos vamos a Madrid y no nos pasará nada, tendremos mucho cuidado!.- Le dijo Tomás intentando calmarlo
-¡No, no lo conseguimos! Lo sé. Tengo el presentimiento de que todo saldrá mal.¡Y ustedes seréis los primeros en morir!- Dijo Gabriel dirigiéndose a los dos jóvenes que conducían el todoterreno que tan malogrado salió en su sueño.
-¡¡¿Pero qué dices tío?!!- le espetó uno de los jóvenes. -Anda y que te den, vete a dormir la mona y dejanos tranquilos-
-Si eso, cambia de camello, que la hierba que fumas ya está caducada y te hace alucinar demasiado, jajajaja - Se alejaron los dos riendo mientras le hacían gestos obscenos a Gabriel.
En vista de que no se calmaba, Tomás le tuvo que administrar un calmante que le dejó atontado durante un buen rato, tumbándolo en la cama mientras los demás planeaban el mejor camino para llegar a su destino.
No conseguían ponerse de acuerdo en la ruta a seguir: que si por aquí es más peligroso, que si por allí es más largo y se corre más riesgo, que si por el otro lado tal, que si patatín que si patatán.
Llevaban un buen rato discutiendo cuando se oyó:
-¿Y si lo intentamos por las alcantarillas?
Todos se giraron sobresaltados mirando en dirección a la voz, pudiendo ver a Gabriel, que se había levantado y estaba de pie en la puerta de la caravana.
-¿Cómo dices?- interrogó Manolo -¿Por las alcantarillas?-
-Sí, habéis oído perféctamente. Por las alcantarillas. Seguramente esas cosas no andarán por ahí dentro, pues no encontrarían gran cosa. Estarán todos por las calles o en el interior de los edificios buscando alguien que llevarse a la boca. Por las alcantarillas podríamos llegar bastante cerca, es incluso posible que haya alguna boca en los jardines del centro, con lo que lo tendríamos muy bien.
-No suena mal del todo- dijo Tomás -Podríamos intentarlo. Mañana nos acercaremos por la periferia y probaremos suerte en alguna arqueta, a ver que nos encontramos. Si todo sale bien, nos decidiremos a ir por las alcantarillas.

lunes, 14 de mayo de 2012

Parte 8

-¡Manolooo!!,¡Por dios, sácanos de aquí!-
Gritaba Julia mientras se acurrucaba en un rincón abrazando a sus pequeños.
La caravana no tenia suficiente espacio para maniobrar,tenia coches a los lados.
Detrás, la caravana de Tomas había quedado atascada con sus ruedas traseras elevadas sobre varios de esos seres que había arrollado al intentar salir, patinaba entre sus vísceras como si de un barrizal se tratase. 

Enfrente, uno de los todoterreno que llevaban dos jóvenes volcó en el desesperado intento de salir de allí. Al momento se abalanzaron sobre ellos sacándolos por las ventanillas. Decenas de zombies se amontonaban sobre esos chicos, desmembrándolos y abriendo sus entrañas, devorándolos después. Los desgarradores gritos solo duraron un momento, a los pocos segundos solo había huesos y pedazos de carne rojiza esparcidos en el suelo. 
El resto del convoy había logrado dar la vuelta y huir, quedándonos allí, las dos caravanas y los desafortunados jóvenes del todoterreno.
Estábamos rodeados, había cientos de esos seres por todas partes. No se de donde salían, pero cada ves llegaban mas.Golpeaban,con tanta fuerza que hacían tambalearse la caravana. 

Mientras tanto, yo estaba de pie en el centro de la caravana. Estaba paralizado, no sabia que hacer. Tenia una extraña sensación.
¿Habéis tenido alguna ves la sensación de haber vivido,todo lo que va pasando? ¿Como de una película que conocéis cada fotograma?. Es como un “Deja Vu”, pero mas intenso.
Era tan intenso que lo veía todo ralentizado. 

En la caravana de Toma pude ver a su mujer esconderse con la pequeña Carla en el servicio. Tomas golpeaba a uno en la cabeza con un extintor, pero de nada servía, más de esos seres entraban por la ventana rota. Se dirigió a un mueble alto, cogiendo una pistola que allí guardaba. Disparo a dos de ellos en la cabeza y se encerró en el servicio donde estaban su nieta y su mujer oyéndose tres últimos disparos.
En un momento su caravana estaba plagada de zombies. 

-¡Ayúdamee!!- Me gritaba Manolo mientras clavaba el hacha en uno de ellos que intentaba entrar por la puerta que había cedido.
Fui corriendo y conseguimos atrancar la puerta. La luna delantera estaba a punto de romperse, estaban por todas partes, empujando la puerta, subidos en el capó, metiendo sus manos por las ventanas.
Estaba claro, no lo conseguiríamos, era cuestión de tiempo.
Tres disparos golpearon mis oídos mientras sostenía la puerta. Era Manolo, había disparado en la cabeza a Julia y a los pequeños. Mientras envuelto en un grito desgarrador se metía la pistola en la boca disparando después, dejando sus sesos esparcidos por toda la caravana. 

Me dirigí a él, cogiendo la pistola de su mano. Justo en el momento que se rompía la luna delantera, permitiendo entrar a esos monstruos. Apunté con el cañón en mi sien y disparé, "Clik,Clik,Clik". No quedan balas, estaba claro para que guardaba Manolo cuatro balas.
No me dio tiempo a soltar la pistola cuando se abalanzaron sobre mi, tirándome al suelo, me mordían en los brazos arrancándome trozos de carne. Pude sentir como desgarraban mi vientre y sacaban mis intestinos, el dolor era insoportable. 

¿Estoy muerto? Hay oscuridad, el dolor ha desaparecido, incluso el sonido pastoso de sus manos en mis entrañas.
De repente veo algo, ¿mi móvil? estoy mirando mi agenda. ¡Un momento! estoy en un taxi.
Estoy junto a Sonya, vamos por la avenida de Ramón y Cajal, estamos llegando al cruce
del accidente. Quiero gritar, pedir al taxista que pare, pero no puedo.
Sonya me mira fijamente, puedo ver por encima de su hombro acercarse el  coche que nos envestirá. Un momento antes del impacto me grita fuertemente
-¡¡DESPIERTAAAAA!!
-Donde estoy?¿Tomas?¿Manolo? ¿Dónde estamos?.
-Donde vamos a estar, donde mismo hace un minuto- Me respondió Manolo
-Te has desplomado mientras hablabas con Tomas, nada serio, una bajada de azúcar.
-¡No podemos ir a Madrid!- Grité agarrando a Manolo del brazo.
-Si vamos a Madrid MORIREMOS

domingo, 6 de mayo de 2012

Parte 7

¿Cómo se pudo extender tan rápido?- preguntó Gabriel.
No lo sé, yo tampoco lo entiendo- Respondió Tomás -Un momento, a lo que os dije antes no le dí importancia pero ahora creo que si la tiene y mucha... El día que el avión hospital rescató a aquel individuo de aquella isla comentaron que se encontraba dentro de una cueva, al entrar Amador, un chico de 30 años que iba con el grupo de rescate se clavó en la mano lo que parecía una púa que provenía de una planta que estaba en la entrada de la cueva.
Cuando llegaron a Madrid Amador no se encontraba bien y solicitó irse a su casa unos días, no pudimos volver a hablar con él porque para entonces las comunicaciones se perdieron, pero sé que era de Sevilla...
¡Sevilla claro!- exclamó uno de ellos- Así se extendió tan rápido
No podemos estar seguro, pero todo es posible, pero de todas formas no tenemos otra opción, tenemos que ir a Madrid- Dijo Tomás- Entraremos por unos de sus pueblos, que seguramente habrá menos de esos seres, ya que se supone que tienen menos habitantes que en la capital e intentaremos coger lo que nos haga falta, como son alimentos, ropa e incluso algunas herramientas que nos pueda servir como armas y luego nos dirigiremos hasta el Centro Nacional de Toxicología.
Cuando llegamos a la capital aquello parecía la II Guerra Mundial, todo a nuestro paso era muerte y desolación.
A mitad de camino nos encontramos el accesos de la carretera bloqueado por coches estrellados unos con otros, algunos estaban quemado.
En cuestión de algunos minutos empezaron a salir decenas de esos seres, se encontraban entre los coches y algunos llevaban en sus manos miembros amputados de sus víctimas, la escena era verdaderamente terrorífica, Manolo sin pensarlo dos veces cogió su Walkie Talkie ¡DAD MARCHA ATRÁS JODER, SI NO ESTAMOS MUERTOS! gritaba apoderado por los nervios.
No podemos, estamos totalmente rodeados, es imposible retroceder- Le contestó Tomás desde su caravana.
Esos seres golpeaban sin cesar los vehículos, incluso llegando a romper uno de los cristales traseros de la caravana donde iba Tomás y su familia.
La mujer de este cogió a su nieta Carla, en su mirada se podía ver el miedo, la metió en el cuarto de baño -¡No hagas ruido y no grites, y oigas lo que oigas  no abras la puerta, no te preocupes todo saldrá bien! le dijo, mientras sus ojos se inundaban de lágrimas mientras le daba un beso en la frente.